La que mató al gato, sí. La curiosidad es algo que tienen todos los niños. Sienten interés por todas las cosas, las vivas y las inmóviles. A medida que vamos creciendo, perdemos esa curiosidad innata. Saber más significa conocer, tener más obligaciones o sentirnos más pequeños...Sin embargo, creo que esa curiosidad es la base necesaria para la famosa felicidad. Es que últimamente estoy bastante sensibilizado con el tema.
Cuando se pierde esa ansia de aprendizaje gratuito e inútil (propiciado también por la falta de responsabilidades propia de la edad) también nos desorientamos de lo que realmente queremos hacer de nuestras vidas. Y no me refiero a lo de la casa con jardín, el coche, la estabilidad y el perro...Me refiero a lo que de verdad uno quiere que sea su paso por este cacho de tierra. Normalmente (hay una selecta minoría) no sabemos que es lo que realmente deseamos. Hay que estar con un ojo puesto a la tele, la radio, los amigos...Ver, escuchar y pensar. Pero si nos cerramos y no miramos, se acabó.
Así que para estos días festivos sólo os pido que estéis atentos...La puerta está por ahí, pero hay que encontrarla.
Sean felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario