domingo, 28 de diciembre de 2014

Nostalgia (navideña, como el turrón)

Acercarse a los 30 significa muchas cosas. En mi caso, puede ser disfrutar de un paseo por mi ciudad en un día de invierno. Sentir ese frío intenso castellano que te corta la cara y hace que se te caigan las lagrimillas.  Y que te guste. Significa pasar por lo que era el skatepark donde has echado miles de horas de adolescencia y mirarlo con la sensación agridulce que produce recordar lo bien que lo has pasado ahí y la pena que te da que ya no quede nada. Pasear por parques que eran de otra forma cuando tenías 15 años menos e intentar recordarlos.
Me gusta disfrutar de la nostalgia. Abrazarla incluso. Esa sensación contradictoria que por un lado te da calma,una especie de paz interior y por otra te recuerda que esto que llamamos vida pasa para todos igual (de rápido). En mi caso, tengo la suerte de poder echar la vista atrás y estar bastante satisfecho con mis actos y mis decisiones. Siempre hay errores, claro, pero la idea es que sean menores, o menos importantes que los aciertos.
Al próximo año casi que sólo le pido poder seguir decidiendo por mí mismo.
Y, en la medida de lo posible,no cagarl  :)
Fin del comunicado navideño.  Sean felices. Pero no porque lo diga el calendario.
P.D. Siento la ausencia de fotos, la "inspiración" me pilló en la calle (supongo que fue por bajar 12 grados la temperatura cerebral y quedarme al borde de la embolia).

martes, 22 de abril de 2014

El camino


¿Por qué me sienta tan bien? Es un cúmulo de circunstancias, como casi todo en la vida.
Por una parte, el hecho de cambiar una rutina pegado a la pantalla por otra dando pedales con una de las 3 ó 4 personas que más quiero en este pedazo de tierra, ayuda.

Pero es que hay más. Estar en ruta aporta experiencias, conocimientos, sensaciones que difícilmente se viven sentado en casa. No confundirse, me gusta lo que hago (en mayor o menor medida) pero cuando rompes el día a día, lo cambias por un plan que no tiene NADA que ver con ese, el resultado es gratificante.
Esta vez ha sido cortito y con algún problema mecánico, nos hemos dejado por ver un par de pasos que queríamos pero aún así. No importa porque el camino y los planes que conllevan están para cambiarse. Es parte de la gracia.


Encima la última noche juntos nos acogió una familia francesa cuyos padres habían hecho una "rutina" en bici con sus críos de 5 y 3 años durante…¡4 meses! 6000 km. Nos enseñaron el vídeo recopilatorio del viaje  y nos advirtieron de sólo ver un rato porque era largo (hora y media). No vengo a engañar a nadie, pensé que no lo veríamos entero. Error. No tanto por el vídeo en sí mismo sino porque nos permitió hablar de muchas cosas que suponen estar en ruta, vivir la vida nómada, aunque sea por un tiempo limitado. Creo que por eso nos fascina (a mí por lo menos) el nomadismo. Porque nos asusta y fascina a partes iguales.




Tras cuatro días de pedales, el bro y yo nos separamos y él sigue con su plan, con su camino. Estoy jodidamente feliz de ver que ese camino toma una forma, una dirección hacia algo que nos gusta a todos (sobre todo a él, que es el que importa, por aquello de que es su vida y tal).

En fin. Ya de vuelta, pensaremos en la siguiente y, por supuesto, en disfrutar el otro camino que hay entre ellas.



viernes, 31 de enero de 2014

Mi primer accidente de bici-peatón

Hace un tiempo leí algo que me gustó mucho…como símbolo de lo excitante y enriquecedora que está siendo tu vida, conviene preguntarse relativamente a menudo: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Pues bien, me alegro poder ir añadiendo cosas a esa lista. Ayer tuve mi primer accidente bici-peatón con policía y ambulancia de por medio (no fue para mí, fue para ella).
Y bueno, la culpa no fue mía. O sea, en parte sí, porque si hubiera hecho las cosas bien la habría podido esquivar pero no era yo quien se estaba saltando el semáforo. 
El caso es que me llevé de calle a la mujer, con la consiguiente hostia (lo siento, para este ejemplo, golpazo me suena a poco) por el suelo.

Cuando estaba tirado contra el asfalto, lo primero que pensé fueron dos cosas:
1.- Coño, oigo bastantes voces preguntando por la mujer pero ninguna por mí (al poco se acercó un tipo).
2.- NO ME JODAS, NO TE HAYAS ROTO NADA AHORA QUE TIENES QUE HACER UNA MUDANZA.

Así funciona la cabeza, amigos, de maneras inescrutables (como los caminos del señor).

Resumiendo, la mujer se saltó el semáforo de peatones, dudó de si cruzar el carril bici o no, yo dudé de si pasarla por delante o por detrás, ella decidió quedarse, yo pensé que iba a pasar y…PUM!
El susto fue gordo porque cuando me levanté la vi en el suelo y decía que no podía mover el cuello. Al final resultó que tenía unos pinzamientos en la zona lumbar y por eso estaba un poco más dolida de lo normal. Una pequeña brecha en la cabeza y nada más, al menos eso nos dijeron cuando la habían metido en la ambulancia.
Por mi parte, una buena contusión en mazo, hombro y pierna izquierdos, pero nada grave. Llegué un poco mareado a casa, pero son las cosas del querer.

¿Mi suerte? Que una persona vio claramente (y testificó de ello) que ella se estaba saltando el semáforo. Porque, como está el tema con los prejuicios a los ciclistas, yo sé que todo el que se arremolinó ahí pensaba que había sido culpa del "loco de la bici". Y apostaría 2 o 3 céntimos que la guardia urbana, al llegar, también lo pensó. Ya me dijeron que si el caso hubiera sido al revés me preparase para que me intentaran sacar 3000€…Pues estoy yo como para pagar 3000€ de indemnización por un accidente.

¿Mi fallo? Clarísimo. No haberla pegado un berrido para que ni se le pasara por la cabeza cruzar. A veces lo hago, pero a veces no…Lo curioso del tema es que ese día ya había pasado cerca de otros dos peatones saltándose semáforos. ¡Yo es que alucino, la gente no hace ni el amago de la carrerita!

En fin, espero que no haya sido nada para ella y por favor, a los 4 ó 5 que aún leen este blog, no os voy a dar la charla moralista de que no hay que saltarse semáforos y bla, bla, bla. Pero si lo hacéis, al menos que parezca que os importe que se acerca una bici. Y jamás, jamás dudéis. Si cruzáis, rápido y si no, que no parezca que vais a hacerlo.