lunes, 21 de noviembre de 2011

Súmate al cambio...de país.

Que no se me malinterprete. No voy a entrar en la crítica política, a razonar sobre los resultados, a aburrir con datos y detalles...Para eso están los medios (también agradeceríamos que hablaran de alguien más que  "los dos de siempre") o deberían estar, que ya uno no se puede fiar ni de su sombra.
Sólo quiero decir que, ayer, mientras terminaban las elecciones, empezaban los recuentos, se inclinaban las balanzas...Yo estaba cómodamente sentado en la butaca del auditorio Miguel Delibes, una sala diseñada para satisfacer los sentidos -ya desde su concepción arquitectónica- preparándome para uno de los conciertos más sentimentales y patéticos (en sus definiciones estrictas) que he visto en mi vida.
Los artistas, Ryuichi Sakamoto al piano acompañado de Jacques Morelenbaum al cello y Judy Kang al violín.
El concierto recorrió la trayectoria al completo de Sakamoto, ya desde sus inicios en los '80. Fue a ratos contemporáneo, innovador, atonal; y a ratos dulce y armonioso. Pero vuelvo al hilo, que me lío.
El espectáculo, como todo lo bueno, se acabó (aunque duró casi dos horas, lo cual es de agradecer al señor Sakamoto, que salió hasta en tres ocasiones a darnos otro bis) y yo tuve que regresar al mundo real. Pues os juro que ese regreso entre la noche de ayer y la mañana de hoy ha sido especialmente traumático y ya no porque haya ganado un color (perdón, partido) u otro, que para el caso...Ambos han conseguido despegarme totalmente de ellos. Hablo de empezar la semana triste, taciturno, como bajo el peso de un enorme yugo...Por pensar que no va a haber cambios reales, o quizá los haya en cosas insustanciales, por pensar que tanta gente a mi alrededor esté jodida, por pensar en todos los que emigran y no vuelven o, aun peor, vuelven para darse cuenta de que aquí tienen poco o nada que hacer...

Esa no es manera de empezar una semana, hombre por favor...Me hubiera quedado encerrado en el auditorio.
Mañana vuelo de vuelta a Barcelona. A seguir luchando, a seguir buscando, a seguir dando el coñazo.

Os dejo la canción que me arrancó largos escalofríos por toda la espalda.


1 comentario:

Roca dijo...

Enérgica melodia, feliz regreso, te olvidaste de los infelices que consiguen pagar el alquiler a cambio de abandonar su mente en un puesto de trabajo durante 8 horas. Pero no olvidemos que la vida es sueño. Y... a veces, y el sueño es triste en mis deseos existe...