viernes, 20 de agosto de 2010

En busca de la felicidad

Parece que estoy un poco vago para escribir últimamente. Podría decir que es porque no he hecho mucho, pero mentiría. La cruda realidad es que he estado vago. Mucho remolonear y poca productividad.

Al menos esta semana hemos sacado dos días de escaparse a la montaña. El sábado fuimos a escalar a Gama. A nuestra Gama...Está igual. Han remodelado y limpiado la iglesia, pero nada más ha cambiado. Ahí sigue nuestra casa, la que seguirá siendo nuestra casa no importa quien la habite.
La casa donde eché los dientes, aprendí a andar en bici y crecí libre en la montaña. Donde conocí a mi primera amistad de cuatro patas. Tris se llamará el primer perro que tenga. Está pensado hace mucho.
Pero no hubo lágrimas ni llantos...Guardo mis recuerdos impolutos en una bonita caja. Y el hecho de volver allí a escalar sólo me da buenas sensaciones. Porque la vida es cambio, ni más cojones.

Ayer estuvimos en Las Tuerces, otro paraíso. Tenemos una montaña que no nos la merecemos, por aquí...

Total, que todo se resume al título de esta entrada. A buscar la felicidad donde esté, cuando esté...Con 10 ó con 70. Y no siempre es fácil, todos lo sabemos Yo soy el primero que he levantado la mano después de haber tirado la piedra. El último mes ha tenido sus altibajos. Como me ha dicho madre hoy, "lo has hecho bien, pero podrías haberlo hecho mejor". Pues eso, que no se puede mirar hacia abajo ni hacia atrás. Siempre tirando para arriba y con la vista puesta en el futuro, sin olvidarse de vivir el presente y de disfrutar del pasado.

Días filosóficos los tenemos todos, discúlpenme ustedes.

P.D. Mañana emigro una semana al cálido sur. Hablaremos después.

SEAN FELICES (es una orden)

3 comentarios:

Dieguez dijo...

Siempre he pensado que en algún extraño capricho de la genética unos cuantos genes de caracter nórdico se insertarón en tu latino genoma. No hay otra explicación para tu capacidad de gestión sentimentaloide.
Los que avanzamos en el camino de la latinización desde los mediterraneos fenicios os envidiamos. Sabemos que esa resilencia vuestra está por encima de nuestro blandito corasón.
Pásalo bien, y ve por la sombra.

Daniel Grau Gil-Díez dijo...

Es que la genética es taaaaan capricciosa...

Me tomaré lo de nórdico como lo que es...un piropo de doble filo.

Por cierto, no sé si te comiste la "i", pero querías decir resiliencia (es que me he tenío que ir al diccionario, no te creas que me las doy de nada...) :P

Dieguez dijo...

Efestivamente. Resiliencia, o resilencia, que se oye también. Es un "conceto" interesante (no Carmiña, estresante no interesante)